LAS
VICTIMAS TIENEN ALMA Y TIENEN VOZ
San Vicente del
Caguán, un municipio del Caquetá, en el sur de Colombia, fue el epicentro de
uno de los intentos del Gobierno y las FARC por hallar una salida política al
conflicto armado que vive Colombia desde hace más de 40 años.
Esos diálogos, que
comenzaron el 14 de octubre de 1998, terminaron la noche del 21 de febrero de
2002, cuando el entonces presidente Andrés Pastrana Arango, dió por terminada
la zona de distensión y le ordenó al Ejército recuperar los cinco municipios
que habían sido despejados para llevar a cabo las conversaciones.
Desde entonces, San
Vicente del Caguán prácticamente desapareció de los periódicos y noticieros.
Los habitantes de esta población continuaron sus vidas cargando con las
consecuencias de dichas conversaciones, los periodistas regresaron a sus sedes
y casi nadie se volvió a acordar de estas personas que vivieron en su calles y
veredas, durante esos años, el tira y afloje entre Gobierno y guerrilla.
La mañana del día sábado 08 de junio de 2013; nos reunimos en casa de
Paola, Laura también llega temprano, una muchacha de apariencia bastante joven,
vestía una camiseta fucsia y un short beige. Ella decidió contarnos su historia
a pesar del dolor que le causa recordar toda esta tragedia por la que tuvo que
pasar su familia.
Después de desayunar nos dirigimos a la sala que tiene una pared de fondo
amarilla, en frente de un bar y unas poltronas en forma de L; allí nos
acomodamos, contamos algunas anécdotas de nuestras vidas para romper el hielo,
luego quisimos investigar sobre lo que fue la zona de
distinción, y de esta manera empezamos a hondar en el tema.
Laura empieza contándonos lo que era el corregimiento de Balsilla antes,
durante y después de la zona de despeje.
“Hace 15 años, en Balsillas corregimiento
de San Vicente del Caguán, departamento del Caquetá; se respiraba tranquilidad,
en el año de1998 en el gobierno de Andrés Pastrana Arango como Presidente de la
República de Colombia; quien inician una negociación de paz en el país donde, el proceso de diálogo estuvo acompañado por gobiernos de
varios países, organizaciones multilaterales, no gubernamentales (ONGs) y
sectores de la sociedad civil colombiana y extranjera, en todo este proceso los
diálogos de paz tuvieron varios inconvenientes, empezando por los roces del Ministro
de Defensa y Altos Mando Militares, con el Presidente Pastrana por la decisión de
otorgar una zona a las FARC; sin un cese al fuego generalizado; el departamento fue desmilitarizado por órdenes del Presidente
de la República y se convierte en zona de negociaciones de paz, mientras esto
eran lo que pasaban en los
noticieros de los principales cadenas de televisión. La guerrilla se
encargaba de reclutar niños, niñas y en grande al narcotráfico. Así
termino todo sin llegar a un acuerdo de paz y la guerrilla fortalecida con
armamento y territorio”.
En el año 2002 se elige a Álvaro
Uribe Vélez, como nuevo Presidente; el cual da
la orden de recuperar el departamento de Caquetá a sangre y fuego, donde
empezó una guerra en el departamento del Caquetá por la toma de poder y el territorio.
Mientras unos celebraban las ruptura del proceso de paz, los campesinos y la gente que no tenía nada
que ver con el conflicto eran los más perjudicados; perdían lo más preciado donde por años habían
luchado por mantener, sus tierras, cultivos y sus familias.
Muchas de las familias salieron desplazadas, entre esas, la familia de
Laura; la cual empieza la lucha por mantenerse unidos y lo más importante, con
vida; su hermano Juan Felipe, era el único varón, tenía 18 años y se había
dirigido hacía el municipio de Garzón Huila, en el año 1997, buscando mejores
oportunidades de vida. Donde fue seleccionado para prestar su servicio militar,
en dicho momento la guerrilla no lo tomó en mal sentido, puesto que se sabe la
obligatoriedad que se tiene para la prestación de servicio en los hombres; “pasado
un año, después de que mi hermano tomará la decisión de continuar con la
carrera militar, se torno ofensivo y peligroso, tanto, para Él, la guerrilla y su
propia familia; motivo por el cual nos dieron dos horas para salirnos del
pueblo o si no asumiríamos las consecuencias”. Afirma Laura
Laura con nostalgia cuenta, todas las necesidades que se pasan por culpa
del desplazamiento, y la tristeza de dejar su casa, cultivos y animales, donde
no los dejaron sacar nada, tan solo una poca ropa.
“Todas las familias que logramos salir antes de que la guerrilla, diera la
orden de no dejar salir a nadie más del
pueblo, porque después de una semana de ese hecho, llegaron los paramilitares o
los AUC como se hacían llamar, y los campesinos que quedaron se convirtieron en
escudos humanos para protegerse ellos mismos; también, con lista en mano
empiezan a violar mujeres, asesinar hombres, niños, mujeres y ancianos, todos éramos
objetivo militar, antes de que saliéramos en medio de los combates; se escuchaban
helicópteros, bombas y tiros, por todos lados y nosotros con banderas blancas,
nos identificábamos como campesinos; pero, ni así respetaban; el decir de los
Militares, era que nadie les garantizaban que realmente lo fueran, razón por la
cual, mataron muchas familias enteras.”
Hombres y niños obligados a formar partes de las filas de los rebeldes y
terminaban muertos aquellos campesinos, quienes se negaban a seguían la
ideología y la lucha por el poder de los guerrilleros. Sacaban a los campesinos de sus tierras, vendían sus
fincas a los narcotraficantes para cultivar coca, mariguana, (etc,), para así,
financiar la guerra.
Los campesinos desplazados empiezan a salir y a dejar sus tierras para
salvaguardar sus vidas entre esas mi familia, perdiendo todo. Era eso o la vida
de las familias que estábamos involucradas y declarados objetivos militar.
“Se enteraron que nos íbamos del pueblo y un lunes a las 7:00 de la noche
golpean la puerta, salgo y era un comandante, a quien lo apodaban con el Alías de
Tío Barbas, diciéndonos que querían que mi hermana Fernanda hiciera parte de
las filas de las FARC, para que todos lucháramos por un país libre, según nos
decían ellos. Como era de esperarse mi madre, se desbordo en llanto y se
arrodillo ante él, rogándole, suplicándole, para que por caridad de Dios, no se
llevara a mi hermana; pero realmente no sirvió de nada. En ese entonces mi hermana
con tan solo doce años, fue obligada a formando parte de las filas de la
guerrilla, con dolor y tristeza pero no teníamos derecho a decir nada.” Cuenta
Laura
-Mi hermana anteriormente, había tenido un accidente, por unos tipos que me
la querían violar y en el momento que ella huía, se resbaló y se partió el pie
derecho, a ellos se les informo de su estado, pero aun así no les importó
llevársela. Pasado unos días y después de cerciorarse que realmente no les
servía en campo de entrenamiento; le enviaron a mi madre una carta, en donde decía,
que si querían volver a ver su hija, deberían de realizar un cambio por Laura.
-En ese entonces yo vivía en Neiva, pues ya hace unos meses atrás me había
venido de allá, tratando de evitar lo que en ese momento vivíamos; mi madre
viajo cerca de dos horas para llegar hasta el otro pueblo, en busca de poder
realizar una llamada y decirme a mi, que se habían llevado a mi hermanita y que
si queríamos volverla a ver tenía que entregarme a mí a cambio de ella, pues ella
no les había servido porque tenía un pie enfermo. Sin pensarlo dos veces le dije
a mi mamá que contará conmigo y que al día siguiente viajaba en la primera
chiva, para que me esperara y estuviera pendiente de mí.
Así fue, tuve que viajar de regreso a San Vicente del Caguán, donde tenían
a mí hermana, me presente ante el comandante y le informé que venía en cambio
de la libertad de mi hermana; sin
chistar el comandante me dijo, - ese es su fusil y hay esta su uniforme, mientras
que Usted Fernanda, vallase para su casa.
Ahora la lucha de mi familia era para
recuperarme a mí, se reunieron los integrantes de la Junta de Acción Comunal y
el Presidente del Corregimiento, quienes recibieron a mi hermana, pero, la vida
de ella había cambiado, ya no era esa niña dulce, que conocíamos; era una niña
sin ganas de vivir, pues allí abusaban de las niñas y las obligaban a tener relaciones con su comandantes y esto le
había pasado a mi hermana Fernanda.
Mientras tanto yo fui conducida a las montañas del Municipio de San Vicente
del Caguán, en aquel entonces yo tan solo tenía 14 años y caminamos por varios
días hasta que llegamos a un gran campamento donde habían muchos guerrilleros y
guerrilleras, tenían muchos niños y niñas para entrenar, entre esos niños
estaba yo, nos levantaban a las cuatro de la mañana para entrenarnos en armas y
en defensa personal.
Mi familia en cambio no perdían las esperanza de tenerme de vuelta y acudierón
a mi hermano, Él que vivía en garzón y que se encontraba en las fuerzas
militares en busca de ayuda para rescatarme a mí y los demás niños que
estábamos en aquel campamento, mi hermano y sus superiores organizaron una
operación de rescate y en un asalto a aquel campamento fui rescatada por el
ejército nacional, al igual que otros veinte niños.
Aquel día el ejército me llevo hasta Bogotá y allí estuve viviendo por unos
meses, mientras tanto mis padres habían tenido que salir dejando nuestras
fincas abandonadas y se dirigieron a Neiva en busca de una nueva vida y de
nueva oportunidad para reunirse con la familia, mientras mi hermana Fernanda se
encontraba en Cali, en un proceso de recuperación y terapias psicológica, para
mejorar su vida, de esta manera algunos familiares nos ayudó con unos meses de
de arriendo y así todos empezamos de nuevo en Neiva, a recuperarnos de las
secuelas de la guerra y a tratar de olvidar la infinidad de maltratos y de
dolor que vivimos, ya radicados aquí en Neiva empezamos a trabajar y recuperar
nuestras vidas”.