Desde el lunes 25 de febrero más de 100.000 caficultores de 11
departamentos se declararon en paro por la aguda crisis que vive el sector en
el país. Los huelguistas permanecen a la vera de las principales vías
colombianas, denuncian abandono del Gobierno y no se sienten representados por
la Federación Nacional de Cafeteros. El PAVIP conversó con una caficultora
huilense para conocer detalles de la protesta.
Por: Alexandra Sánchez Hernández,
PAVIP Comunicaciones
El paro estaba anunciado. El Movimiento por la Dignidad Cafetera,
gremio de los manifestantes, había advertido, desde 2012, que iniciaría un paro
si el gobierno no escuchaba sus peticiones. En agosto más de 30.000 cafeteros de
todo el país se reunieron en la Plaza de Bolívar para presentarle un pliego de
solicitudes al Presidente de la República. Al mes siguiente las movilizaciones
fueron regionales. En noviembre los agricultores publicaron en El Tiempo un
aviso que contenía los reclamos y anunciaba que los estaban obligando a parar
actividades.
Llegó enero de 2013 y dieron un nuevo aviso. El 25 de febrero
empezaron el paro y se congregaron en las principales vías del territorio
nacional. Dos días antes el Presidente y el Ministro de Agricultura los
llamaron al diálogo. Demasiado tarde. Inició la protesta y el 28 de febrero se
sentaron a negociar con el gobierno, doce horas después no llegaron a ningún
acuerdo. El 1 de marzo continuaron las conversaciones sin resultados favorables.
El gobierno se levantó de la mesa y dijo que no volvería hasta que no
finalizaran los bloqueos de vías.
El 2 de marzo los medios nacionales anunciaron que el gobierno
aumentaría a $115.000 el “apoyo al ingreso de los cafeteros” por carga para los
caficultores con menos de 20 hectáreas y de $95.000 para los caficultores con
más de 20; antes el apoyo era de $60.000. Se creyó que con este nuevo subsidio
la protesta terminaría. Los campesinos no estuvieron de acuerdo. La negociación
se hizo con la Federación Nacional de Cafeteros y Dignidad Cafetera no lo
aceptó porque no se siente representada por esta institución. Se declaró paro
indefinido.
El 5 de marzo el Presidente Juan Manuel Santos dijo: “las fuerzas
armadas tienen la orden de actuar” si se prolongan los cierres de las vías en
el país. En la misma alocución expresó que el vicepresidente Angelino Garzón y
los Ministros que han venido atendiendo el paro retomarían las negociaciones
con los caficultores al día siguiente en Pereira. A la una de la madrugada del
jueves 7 no hubo acuerdo, las negociaciones continuarán a las nueve de este
mismo día.
Los departamentos en los que se presentan mayores bloqueos por parte
de los manifestantes son Huila, Tolima, Antioquia, Nariño, Risaralda y Caldas.
La respuesta de la fuerza pública frente a estas acciones de la protesta ha
dejado un sinnúmero de heridos. En el departamento del Huila, nueve días
después de iniciado el paro, según cifras de la Secretaría de salud
departamental el número de heridos es 80 civiles, 17 uniformados, una mujer
gestante, tres menores de edad de un año y tres menores entre un año y 18 años.
El PAVIP conversó con una caficultora huilense sobre la situación que viven los
cafeteros en el departamento y el país.
¿Cuáles son las causas de la
crisis que vive el sector cafetero en la actualidad?
Ofidh Plazas Aldana: La
crisis se debió a los altos costos que han tenido los insumos y al bajo precio
que hemos tenido para vender la carga de café. El gobierno dio un incentivo de
$60.000 por carga, pero la verdad es que a los pequeños cafeteros no nos ha
servido porque nosotros tenemos que coger el café y venderlo verde. No lo
podemos secar porque no tenemos para la alimentación ni el pago de un
trabajador, para la limpia, para los abonos, entonces eso no nos favorece. No
tenemos recursos, si tuviéramos otra entrada nos serviría pero no hay otro
sustento sino ese.
¿Los créditos a los que han
accedido los caficultores agudizan la problemática?
O.P.A. Sí, nos dijeron que
teníamos que hacer renovación de cafetales porque nos estaba costando lo de la
roya, entonces hicimos renovación de cafetales con créditos en los cuales la
carga de café estaba a millón de pesos. Luego había dos años muertos y
empezábamos a pagarlos. Este año que nos corresponde pagar la carga de café ha
llegado a precios de $430.000, entonces de dónde vamos a pagar un crédito que
tenemos pendiente. Hablamos con el banco y el banco dice paga o paga, si uno
hace prórrogas lo reportan a Data-Crédito y eso tampoco nos sirve.
¿Además de lo que me ha contado
qué otras adversidades han tenido que afrontar los caficultores?
O.P.A. En la zona donde yo
vivo durante la temporada de lluvia tuvimos deslizamientos de la mayoría de los
cafetales, la vereda el Ávila del corregimiento de San Luis de Neiva casi queda
destruida en su totalidad. Casas averiadas, avalanchas, esto ha hecho peor la
crisis, las carreteras están en muy mal estado y las ayudas humanitarias han
sido muy pocas, a pesar de que nos dieron un mercado, un kit de cocina y un kit
de aseo. El verano también nos generó muchas pérdidas.
¿Con relación a otras crisis
cómo evalúa la que se está presentando?
O.P.A. Desde que yo me
acuerdo esta es la más dura que hemos tenido. Nosotros la soportaríamos pero
los créditos nos tienen muy afectados. Que a usted le presten plata y no tenga
otra entrada sino el café, no tenga con qué comprar los insumos, con qué pagar
y con qué comprar comida… Estos años han venido en detrimento porque imagínese,
si usted soquea toda una hectárea o dos hectáreas a mucho que tenga de café, de
qué va a vivir si hasta dentro de dos años no vuelve a tener cultivo. Primero
el verano, ahora las lluvias y además el bajo precio nos tiene en la quiebra.
¿Cómo se ha visto afectado el
sector de mujeres frente a las dificultades de los caficultores?
O.P.A. Económicamente estamos muy mal, las cafeteras y los
cafeteros, porque hay muchas mujeres que tenemos la cédula cafetera, que
tenemos nuestros cultivos y esto nos afecta mucho porque es la ayuda que prestamos en los hogares para
compartir, para que nuestros hijos estudien. A ellos les toca desplazarse hasta
Neiva para ir a estudiar y está bastante lejos, además, pagar alimentación,
pagar transporte, pagar dormida, pagar universidad.
¿Qué aspectos de su
cotidianidad han sido los más aquejados?
O.P.A. En las zonas rurales se compra cada ocho días la carne. Si
compraba 5 libras, ahora se compran una o dos máximo. La educación de los
muchachos también se ve afectada, a pesar de que el gobierno dice que la
educación es gratuita toca comprar uniformes, libros, y todo lo relacionado con
el estudio. Tengo 47 años y toda la vida, desde niña en mi casa me enseñaron a
cultivar el café. Siempre he cultivado este producto. Mis hijos también son
cafeteros, ellos tienen en la misma finca su pedazo de café. De eso vivimos.
¿Por qué decidió participar en
el paro?
O.P.A. Decidimos participar
en el paro, para poder negociar los puntos que hemos definido en el pliego de
peticiones. La situación económica no da para más. Ya aguantamos y aguantamos.
El campesino es tan calmado que llega el día en que explota, dice hasta aquí.
En estos momentos hemos estado aquí muy pacíficos. No hemos ido en contra de la
gente.
¿Cuál ha sido la actuación de
la fuerza pública?
O.P.A. La fuerza pública se
pasa contra nosotros. Nos lanzan gases lacrimógenos, no respetan el barrio, no
respetan que haya niños. Llegaron, destrozaron ollas, botaron comida, quemaron
cambuches, quemaron hamacas, le quemaron la ropa a muchas personas, tan pronto
salimos a la avenida nos insultan y nos dicen si queremos que nos echen
gasecitos y eso es una constante. Hemos tenido gente muy enferma y heridos.
¿Cómo se han organizado durante
la movilización?
O.P.A. En estos momentos hemos nombrado un economato del cual yo hago parte.
Lo que llega de comida se reparte dependiendo las ollas que haya. Tenemos una
persona por vereda o corregimiento para que se encargue de la disciplina, para
que nadie salga del sector, acordar una hora para acostarse y evitar el
desorden. Se presta una guardia de 30 personas en diferentes horas. El que va
llegando se va acogiendo para mantenernos unidos y cuidarnos. Cada día van
llegando compañeros de veredas, de corregimientos y eso le sube a uno la moral,
porque llega más gente a apoyar.
¿Cómo se manejan los primeros
auxilios?
O.P.A.Tenemos algo de botiquín, algunas organizaciones sociales y defensoras
de DDHH nos han traído medicamentos. Entre todos nos colaboramos. Si alguien
está enfermo o tiene dolor de cabeza viene y busca una pasta. Nos estamos
apoyando entre nosotros mismos porque no ha habido brigadas ni ningún apoyo
sanitario.
¿Qué tipo de relación existe
entre las zonas y municipios que se encuentran aquí en el barrio Frontera Norte
y Villa Constanza a las afueras de Neiva?
O.P.A. Aquí nos encontramos campesinos de La Plata, Santa María, Tello, Teruel,
Iquira, Palermo, Neiva y Algeciras, Huila y Planadas, Tolima. Somos más de
20.000 personas. Se han nombrado dos delegados por cada zona y entre ellos se
convocan para participar en las reuniones. Tenemos dos delegados también a
nivel departamental para las reuniones en Bogotá.
¿Qué dicen las personas de
estos barrios?
O.P.A. Han sido muy amables con nosotros. Nos han dejado guardar lo que
tenemos, nos prestan los baños, nos dejan bañar de vez en cuando. Si no fuera
así estaría terrible porque no hay baños públicos ni nada.
¿Qué pasará si no se llega a un
acuerdo pronto?
O.P.A. La idea es que si no nos solucionan se vendrán las mujeres que se
quedaron en las casas con los niños. Se han venido todos los caficultores, aquí
la mayoría son hombres, las mujeres somos pocas, pero en el momento que
tengamos que salir salimos todas.
¿Por qué movilizarse?
O.P.A. Hemos venido callados tanto tiempo que llegó la hora de que nos conozcan, que sepan qué
necesidades tenemos, porque la gente piensa que porque somos sector cafetero y
hubo una bonanza cierto tiempo aún la conservamos y no, la gente del campo está
aguantando hambre y el gobierno nunca se preocupa por nosotros los campesinos.
Esta es una manera de protestar.
OTROS TESTIMONIOS
Albeiro Torres, Vereda San
Agustín, Planadas Tolima
Uno de los principales problemas sanitarios es la basura que no la han
recogido. Ayer nosotros hicimos aseo, me comuniqué con la emisora HJDobleK para
hacer el reporte de lo que estaba sucediendo pero no se ha hecho nada. Ojalá
nos enviaran una brigada de salud porque ya está apareciendo mucha epidemia,
hay malos olores, gente muy enferma, con dolor de cabeza, nos afectan los
gases, un muchacho se desmayó.
María Santos, Planadas Tolima
Había un grupo de personas jugando fútbol y la policía les tiró gases.
Cómo se justifica eso. No podemos seguir así, que el gobierno siga contra
nosotros los caficultores, los campesinos. Estamos aquí exigiendo lo que nos
pertenece, no le estamos haciendo maldades a nadie. Que el presidente no quiera
aceptar nuestros derechos ya es otra cuestión, pero él es consciente de la
situación en la que estamos.
Beatriz Prada, Planadas Tolima
Estamos reclamando unos derechos que nos pertenecen. Nosotros somos
personas trabajadoras, humildes. El presidente Santos fue a Planadas, nosotros
lo recibimos muy bien. Señor Presidente, soy Beatriz Prada, una planaduna, no
estoy de acuerdo con su posición. No nos vamos, vamos a pararnos en la raya y
vamos a seguir aquí en el paro pacíficamente. Entiéndanos, escúchenos, nosotros
nombramos un líder para que hablara por nosotros. Colombia se mueve es por el
café. Señor Presidente nos está mandando veneno, esos gases son veneno. Todo el
mundo está saliendo, no sólo el Huila y el Tolima. Póngase la mano en el corazón
y entiéndanos. El comité me nombró para atender primeros auxilios, pero no
contamos con medicamentos.
Jesús Alfonso Buitrago,
habitante del barrio Frontera Norte
La situación es crítica, pues los manifestantes no tienen medios
sanitarios como baños móviles, la gente tiene que acudir a los sectores
aledaños. Entonces nosotros estamos solicitando que se tomen cartas en el asunto,
pues hay gente enferma por los gases. Queremos que haya una brigada de salud.
La otra cuestión es que no hay recolección de basuras, eso también nos afecta.
Hacemos un llamado para que se prevenga la aparición de enfermedades.